miércoles, 18 de marzo de 2009

PREMIO NACIONAL DE POESÍA


De: Ecce Homo II
Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade
Ecuador, 2008

HOMO SAPIENS

¿Pero en dónde está si no en un verso?
¿Dónde, aquella amada infatigable?
¿Dónde, tú en el yo que te imaginas?

¿Sentirá la tierra en este instante que tu cuerpo está iniciando una poesía?
¿Sentirá la tierra tus instintos?
¿Sentirá una forma tu oquedad?
No.
La tierra no
Pero sí ella,
La que orienta la intemperie de tus genes
Mientras baja desde el cuerpo hasta el poema,
La apartada de la luz de los iguales
Cuando llegas con tus vísperas de sombra,
Que a pesar que la imaginas a empellones, te conoce,
Que a pesar de la escritura, te recuesta.

¿Le dirás que ya no es útil el lenguaje ante la carne acometida?
¿Le dirás que el verso es como un cuerpo en donde el cuerpo anulas?
¿Le dirás, a la anhelada, que su pierna paraliza las metáforas
Mientras ella, cuando móvil, todo te contiene y te permite?

No.
Te callarás para escuchar tu nombre.


HOMO SENTIENS

I
Y te arrancas de la infancia cuando piensas por primera vez en el destino:
Del amor al todavía te encaminas al amor por los demás,
De la piel adormecida te levantas para raza de la noche
Y en la lengua distribuyes los arpegios de la muerte,
Porque ya no crece el cuerpo en donde el fin se extiende,
Ya no crece el cuerpo,
Crece el fin.

II
Y es entonces cuando naces del anhelo como antaño de la víscera,
Y te nutres, criatura intrascendente, con la nata de los hechos:
Frágil párvulo en la idea,
Núbil te acostumbras a una convicción.

Y de pronto, adolescente,
Sientes la atracción de los patíbulos sobre el tibio palomar de una mirada.

Y de pronto: hombre,
Hombre al asolar las suavidades:
Un paréntesis de escarnios en la férula del mundo,
Una hueste de epitelios acercándose al hollín.

III
Y consigues de repente una presencia:
Ya no crece el cuerpo,
Crece el fin…


HOMO ESPERANS

I
Y es así como tu cuerpo se transforma en pedestal de zoologías:
Tu cerebro, la costura empalagada,
Tu cadera, la cuadrúpeda quimera,
Tus talones, el laicado de tu sombra,
Y tu sombra, la carátula del sol.

Y derramas la ponzoña de tus ojos cuando aguardas la irrupción de una belleza.

II
Y en el tizne de tus labios
Organizas una luz que te permite adivinarte con palabras,
Y decir que el frío es frío
A pesar de que el relente de otros nombres
Recalienta el penetral de tu mordida;
Y decir que el sueño es sueño
A pesar de que en la tregua de tus noches
La materia de un quebranto te despierta
Para hacerte el yodo insomne sobre el tiempo repartido en llamaradas.

III
Oh memoria:
Periferia mercenaria es la belleza,

Oh proyecto:
Ortopedia con la piel de una mujer.

1 comentario:

TrasTera dijo...

Hola, me ha encantado descubrir tu poesía. Aprovecho para felicitarte.
Un saludo!